Esta es una frase que viene rondándome la cabeza desde hace
un tiempo y que consigue realmente romperme los esquemas. ¿Qué mierda significa
ser una “mujer de tu casa”? ¿Alguien lo sabe?
No sé si en otras ciudades españolas
o en otros países cobra algún sentido la frasecita, pero yo la llevo escuchando
desde pequeña y todavía no sé que quieren decir con eso. ¿Cómo que tengo que
ser una mujer de mi casa? ¿Acaso no lo soy ya, desde que nací y mis padres me
trajeron aquí? ¿De qué casa voy a ser sino, de la del vecino del 5º?
En realidad si sé lo que quieren decir con esa frase, pero
se esconde tanto machismo retrógrado detrás, que los muy listos, por no decir
otra cosa, lo han querido maquillar con 2 palabras aparentemente inofensivas: mujer
y casa. ¡Já! Parece de un capítulo de Barrio Sésamo, por dios.
Detrás de toda esta parafernalia, lo que se esconde es el
mayor de los preceptos del machismo más totalitario. Con que tiene cojones. Una
mujer tiene que hacer algo para ser de su casa, el hombre por lo contrario, lo
es de pleno derecho. La habrá construido él, digo yo, y la mujer es una especie de “inquilina” que tiene que pagar una especie de “alquiler” para ganarse esta
especie de, tan prestigioso, título: “La mujer de su casa”, (a lo Al Pacino, y
con voz de presentador de televisión), ¡por favor! Pues por mí, pueden meterse la casa por donde
les quepa, que yo paso de alquileres e hipotecas de por vida.
Pero encima, lo peor de todo esto es que, quienes utilizan
esa frase, quienes la lanzan a la cara de otras mujeres cual veneno de víbora,
son las propias féminas. No me queda la menor duda de que, tras un hombre
machista, hay una gran “mujer de su casa” machista, obviamente. Al menos, a los
hombres no los podemos tildar de culpables de todo este asunto, quizá solo
serían culpables de ser listos, de aprovecharse de esos privilegios que, alguien,
de sexo femenino sospecho, les otorgó algún día. ¿quién iba a ser tan tonto de
no dejar que les hagan la cama, la comida, les planchen la ropa y un largo
etcétera de tareas poco apetecibles de realizar? Al menos el 95% de ellos está
claro que no.
Pues miren, señoras de sus casas, la vida está para vivirla y
no para limpiarla. Hay que ser limpios y ordenados, claro está, pero hay VIDA
después del palo de la fregona o el olor a lejía en las manos. Así que, háganse
un favor, a ustedes y a las próximas generaciones, y enseñen a sus hij@s a
colaborar por igual, a estudiar por igual y a respetar por igual. Porque la
escusa de que el hombre, desde época neandertal, se encargaba de matar al
mamut, y la mujer se quedaba en la chocita con las labores propias de su sexo,
esa excusa está ya caduca. Porque mamuts ya no quedan, y si quedara alguno por
ahí vivo, les digo yo que huiría nada más con ver cómo una mujer es capaz, de
hablar por teléfono, pelar patatas y lanzarles a sus hijos una zapatilla, que
con efecto boomerang, les da a ambos en la nuca y los pone en pie para que
pongan la mesa, que es hora de comer ¡host…!
Matemos al mamut machista que tenemos todos en la cabeza y
cambiemos la frasecita “mujer de tu casa” por otra que creo que suena mejor. Seamos
todos hombres y mujeres de mundo.