lunes, 25 de noviembre de 2013

Vida emocional

No se si os lo habéis planteado alguna vez pero, ¿creéis que prestamos suficiente atención a nuestro estado emocional? ¿Escuchamos alguna vez a nuestro alma?

Pasamos mucho tiempo cuidando nuestro cuerpo, nuestro estado físico. Nos esforzamos por tener buena salud. Cultivamos y enriquecemos nuestra cultura...(bueno, esto el que lo haga, yo desde luego sí) Pero, ¿quién se toma unos minutos para ver cómo se encuentra anímicamente?

Dicen que los recuerdos traumáticos de un niño en edad temprana van a determinar y marcar su posterior comportamiento, creándole miedos y fobias. Pero no sabemos qué consecuencias nos puede traer una vivencia traumática ya en edad adulta. Y ahí no está nuestra memoria, como mecanismo protector para bloquear esos recuerdos. Ahí nos quedamos solos con nosotros mismos y nuestro dolor.
Nos quedamos emocionalmente bloqueados. Desarraigados. Dejamos de ser accesibles a cualquier elemento externo. Dejamos de creer en la amistad, en el amor... Perdemos el brillo en la mirada, ya no nos dejamos arañar tan fácilmente y en el mejor de los casos, nos defendemos con una graaan sonrisa.
Ocupamos nuestro tiempo en mantenernos así, "ocupados". Trabajar. Hacer deporte. Leer. La música (uhm...la música...), eso si te llena de vida ¿verdad? Una buena canción puede hacerte creer que estás enamorado, sin estarlo. Que estás triste, sin estarlo. Que estás vivo.....sin estarlo.

No nos oímos, no nos cuidamos. Llenamos de ruido nuestra vida para que suene mejor, sin darnos apenas cuenta de que lo que realmente necesitamos es silencio. Frenar. Parar la máquina.
Deja de engañarte pensando que vivir es no tener un minuto libre al día. Vivir es saborear cada minuto que pasa. Vivir es componer tu propia canción. Ya irán llegando acordes, no tengas prisa.
Trata de volver a conectar con aquello que antes tenía sentido: la mirada de tu madre, una peleilla con tu hermano, un paseo con tu perro. No se...el alma también necesita sus cuidados, y para eso nosotros somos nuestro mejor médico.
No dejes que un desengaño o una traición te mate por dentro. Vive, y vive de verdad.

jueves, 7 de noviembre de 2013

¿Estás ahí? ¿Aquí?

A veces es mejor desaparecer. Quitarse del medio, en ocasiones, es estrictamente necesario si quieres salvar el resto de tu vida. Cuando sientes que no hay salida en esa dirección lo mejor es cambiar el sentido. Cambiar el roll, salirte de ti. Probablemente sea duro pues, si ya es difícil ser tu, que te conoces al menos minimamente, imagina convertirte en otra persona. Y es que  la crudeza de las situaciones te pueden llevar a desnaturalizarte, y eso también es dejar de ser tu, pero de una manera más dolorosa claro, más drástica, menos voluntaria.

Cuando pequeñitos teníamos marcados los pasos a seguir, y si en algún momento te perdías, había siempre un montón de peña dispuesta a darte pistas. Y tu, necio de ti, te sentías cual afortunado ganador de un rasca y gana, y seguías a pies juntillas esos "consejos" inofensivos.

Te vas rebeldizando, y de repente, a toda esa gente empiezas a verla como enemigos, gente que habla otro idioma, que vive en otro planeta. Los ignoras, y si puedes, haces todo lo contrario a sus recomendaciones.

Y luego, si tienes mala suerte, maduras. Y digo si tienes mala suerte porque, una vez que maduras, ¡amigo estás jodido! Sabes distinguir lo que debes,de lo que no debes hacer. Sabes lo que quieres y lo que no te conviene. Y no te sirven de nada las pistas, pues ya te las sabes. Siempre llevan al mismo sitio. Puedes probar a hacer lo que quieres, pero corres el riesgo de ir en contra de los intereses de tus queridísimos patrocinadores. Esos que siempre  han mirado "por ti". No seas desagradecido joder, que no cuesta tanto, tan solo tu vida y eso no es mucho.

Puedes también optar por seguir el camino difícil. Uno muy abrupto y lleno de obstáculos, o al menos eso cuentan aquellos valientes que tuvieron el valor de emprenderlo. Se trata, básicamente, de hacer aquéllo que te haga vibrar. Aviso: no apto para corazones débiles y cagados en general. No vale pedir pistas. Puntuará doble ser autodidacta y autocrítico. Prohibido copiar al de al lado. Y por último, y lo más importante, cuando llegues al final del camino, no trates de ponerle normas al juego. Cada partida es distinta. Cada jugador cuenta con sus propias cartas y cuando sabes usarlas, vuelves en ti. Te naturalizas de nuevo, te enriqueces. Es como nacer otra vez, como una reencarnación de ti mismo, pero en una versión 2.0.