domingo, 19 de octubre de 2014

¿Comemos?

A mí hay sentimientos que se me están terminando. No sé...Es como si abrieses la despensa y te encontraras con que te faltan ingredientes. Huevos, por ejemplo. Son huecos vacíos, estantes donde antes había un bote de ésto, una tarrina de lo otro, una cajita de...
Vamos que tienes que hacer una buena lista de la compra porque ya no sabes de lo que te estás alimentando...

No sé si os lo habéis planteado alguna vez pero yo sí, y os traslado la reflexión, ¿Hay sentimientos que se regeneran o por el contrario algunos vienen con una cantidad asignada, como si fuese una cartilla de racionamiento que tienes que ir usando poco a poco, y que una vez que se acaba...se acabó?
Porque si es así yo desde luego estoy gestionando fatal. Vamos, que voy a necesitar un contable que me diga dónde estoy invirtiendo mis activos, y sobre todo, el porqué de ¡tanto pasivo!
A lo mejor (o a lo peor quizá), nuestro cuerpo, nuestra mente o nuestro alma tienen un tope. Un límite. Un marcador que les indica hasta dónde son capaces de aguantar, y si de repente, en una determinada circunstancia de tu vida te ves experimentando un sentimiento a niveles emocionalmente agotadores, pasado ese trance se acabó. Tu memoria emocional toma apuntes y marca en la agenda, en rojo, MAYÚSCULAS y subrayado  que éste o éste otro sentimiento se ha terminado, y que en el próximo inventario no está previsto asignarle presupuesto. Que no compensa. Que, en definitiva, no nos renta.

Sentimientos como la amistad. Yo lo tengo claro. Existe esa frase de: "amigos de verdad...con los dedos de una mano los cuentas y te sobran dedos". Realmente pienso que así es. Podemos tener colegas,"compis", camaradas, conocidos, aquéllos con los que te guste salir de fiesta, esos otros con los que adores charlar al calorcito de un café, los que comparten hobbies contigo, pero AMIGOS, amigos de verdad muy poquitos, y para ellos me guardo las reservas que me queden de tal valioso sentimiento.
Amor. Otra gran emoción y escasa en estos tiempos que corren. 
Me considero una enamorada del amor, de los amantes apasionados, de las locuras hechas por y para el amor, pero precisamente porque creo en él, tengo muy claro lo que entiendo por amor, y aunque ha costado mucho perfilar y tallar esa idea en mi cabeza y en mi corazón, tengo tan claro lo que entiendo por amor que no malgasto ni una gota de tiempo ni de fuerza si no atisbo la más mínima intención por parte de las personas que pretendan despertarme ese sentimiento, de hacerlo respetando lo que ello significa. Para todo lo demás...ya sabemos lo que hay y lo que puede haber.

Los sentimientos puros son finitos, y cada vez tengo más claro que lo son porque nacen en nosotros otros sentimientos que hacen que lo sean.
El amor va franqueado por el desamor y sus derivados. La amistad se resguarda en un caparazón de decepción y traiciones inesperadas. La culpa, el dolor, el resentimiento, el miedo...todos estos son sentimientos que, mal gestionados,  pueden convertirse en infinitos, y limitarnos en poder sentir otros que son mucho más gratificantes y sanos.

Pero en definitiva resulta que tampoco pasa nada por dejar en ocasiones la nevera vacía o la despensa tiritando. 
Cambiamos nuestro menú. Nuestros platos y postres ahora son más minimalistas quizá, más caros incluso, pero definitivamente también más selectos. Aunque hay quien se tira a la comida basura, todo puede pasar.
Pero estoy casi segura de que en algún momento, cualquier día y ante el escaparate de cualquier humilde tiendecita sin pretensiones, sin IVA al 21% ni ofertas del ultima hora, echamos en el carro ese producto que tanto hacía que no nos permitíamos llevar a la boca. De esos momentos en que nos encontramos con el tipazo perfecto para comer sin conciencia, sin mirar la carta de precios ni lo que llevamos en la cartera. Uff...¿Qué hambre de repente no? Mejor será callarse que es la hora del aperitivo y las cervecitas, y es malo picar entre horas, y con estas temperaturas la operación bikini quizás quedó ya atrás, pero no hay que despistarse pues pronto se acerca la operación ¡¡polvorón!!. ¡Buen provecho mi gente!