domingo, 15 de marzo de 2015

El "horterismo" del cambio de estación

Camisetas mega-estampadas, a poder ser, tan floridas como la selva amazónica. Creo que se trata de algún tipo de yihadismo emergente de Green Peace, pero son sólo rumores, se ve que el CNI ya está en ello. 

Vestidos-texto con frases en idiomas que probablemente no entiendan, o con mensajes existencialistas más propios de Coello que de cualquier diseñador del tito Amancio. Debe ser que con eso les convalidan los créditos de libre configuración en 1º de Psicología, ¿no? 

Narices que, portando gafas retro, van en busca de mayor personalidad. (Nótese la ironía en lo de “mayor”, como si fuese eso posible). 

Tupés y peinados que retan a la gravedad. Se dice que en la cima de alguno de ellos hay un cartel que dice “porque yo lo valgo”, pero creo que es un bulo. Todo el mundo sabe que es “XQ YO LO BALGO”. Sin dejar atrás las mechas californianas de marca blanca de supermercado segundón.

Chupas de cuero a juego con shorts de no más anchura que un cinturón. 

A la izquierda pelos, a la derecha drop-tops. Licra barata o lana de la que pica con sólo mirarla, a gusto del consumidor. 

“Petaitos” de gimnasio que llegan tarde a la fase de definición, quizás debido a un fatal enganche al arroz integral. Ahora, eso sí, al baño van los chicos que da gusto,¡oiga! 

Y también está el mundo Erasmus, a los que les perdonaremos todo por aquello del “jet lag” y el cambio de meridiano. Eso por buscarles alguna excusa a las criaturas, ya que nadie les ha echado en la maletita un bote de crema solar.

Gorritas de los Laykers, zapatillas con plataforma de una cuarta (jugándose ellas el esguince de primer grado) o extensiones con más pasadas de plancha que las cortinas del Palacio Real son los complementos "must-have" de la temporada.

Es lo que yo llamaría el despiporre de la vestimenta elevado a la máxima potencia. La mezcla agri-dulce, tirando a agria, del intento desesperado por no quedarte atrás en eso del style… El “horterismo” del cambio de temporada, sumado quizás, (y sólo quizás), a un acusado retraso mental. 

Eso encontramos en cualquier terracita  que se precie, a estas horas del post-almuerzo, en cualquier ciudad donde comience ya a calentar el sol. (O al menos eso espero, por aquello del “mal de muchos, consuelo de tontos”).
Un baile (donde, por cierto, absolutamente nadie baila) con inverosímiles invitados. Vamos, que con tanto hipster  por m2, a veces me pienso que todos los famosos, famosillos, jugadores de futbol, los de baloncesto, todo el casting de UPA DANCE, más el de FAMA, ¡A BAILAR!, sumados a los tronistas de MYHYV y  la compañía al completo de un circo ambulante que paró a comer; se habían dado cita para petrificarse ante la barra de un bar, dejarse el sueldo en copas y jugar a las muy reconocidas estrategias del apareamiento discotequero. (si Rodríguez-de la Fuente, levantara la cabeza…)

En fin, que prometí escribir algo sobre el tema y debo anunciar que esto es sólo un fragmento de mi próximo libro (como si tuviese ya alguno) que titularé: “LA ORIGINALIDAD DE LOS BORREGOS”.